Que fácil me llegas, y que triste el adios. Y ver que tu mirada ya se aleja. Ni si quiera puedo consolarte, aunque no sé lo que daria yo por retenerte al menos otro instante, aquí, diciendo adios. Te has marchado, ya te has ido, y ahora sé lo que he perdido, es el final que no quisimos, pero que llegó, que llegó al decir adios. Mil lunas llenas por delante, escusas para no aguardarte. Nos queda al menos lo vivido, el decir adios, solo el decir adios. Y me habré cansado de esperarte, de perder a solas la razón.
sábado, 19 de diciembre de 2009
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